Monday, January 16, 2006

Oda a los farmacéuticos.

Señores, quiero empezar denunciando la pelea más vil que ha tenido lugar en la historia, a saber, el encono eterno de los Médicos que le proliferan a los Farmacéuticos.
Ávidos de poder, aquellos se encargan de diagnosticar a pobres enfermos, medicinas incomprensibles (ya es vox populi el proverbio: cualquier médico que se muere va a ser rata del laboratorio para el que trabajaba). Lo cierto, amigos, es que los médicos nos menosprecian: ¡¡Jamás nos dicen el nombre del medicamento!! Siempre dicen lo mismo, "Te voy a dar un jarabe para esa tos porque no me gusta, para que te afloje la flema" (y uno no sabe si lo que no le gusta es la tos o el jarabe) o "Hay que bajar esa fiebre como sea y después tomate ésto tres veces por día" (y nos dan un papel con tres líneas, ¡¡literalmente líneas!! Aparte, ¿por qué dicen "ésto"? ¡¡Lo único que les falta es agarrarse las bolas!!)
Entonces, uno llega a la farmacia vituperado y lo atiende un muchacho o muchacha con un sonrisa. Hay un doble motivo para esa sonrisa: el primero, y fundamental, sabe que del otro lado del mostrador existe una preocupación por una enfermedad X; el segundo, enfrenta otro desafío para comprender lo que el médico quizo decir cuando escribió las tres líneas. Aquí se refleja la grandeza del Farmacéutico. Porque éste, sin preguntar absolutamente nada, se dirige a las góndolas para traernos el medicamento añorado.
Uno tiene una vaga idea de lo que necesita, porque escuchó, nunca de la boca del médico, que la solución a su enfermedad tiene un nombre que termina en "Ina". Pero lo que uno no sabe es lo que se va a terminar comprando. Puede ser que le vendan Morfina, Trifamoxilina, Anfetaminas o, simplemente, la vieja y conocida Aspirina.
Sin embargo, el Farmacéutico sabe que es lo que necesitamos. Sin hacer ningún tipo de curso para la comprensión de la Letra de Médico (que es lo mismo que decir Letra de Mierda), tiene perfectamente en claro lo que significa cada una de esas tres líneas: una leve inclinación hacia arriba o hacia abajo, una línea entrecortada, una panza en la mitad de la línea o una raya perpendicular son suficientes para descifrar el criptograma. Uno, vagando todavía en mares de desconsuelo e incertidumbre, termina por confesarle al Farmacéutico su pesar: Tengo algo de fiebre, tos y me duele un poco la garganta, ¿ésto es para eso? Por favor, exploren su memoria, viertan sus aguas en los manantiales del recuerdo y confirmen si he de tener razón o no: el Farmacéutico baja un segundo la mirada hacia la caja, resopla de victoria, sonríe y dice un estoico Sí. A partir de éste momento uno se siente aliviado y propenso para combatir el mal.
Damas y Caballeros, aunémonos en un saludo proverbial, pongámonos de pie para aplaudir a los Farmacéuticos. ¡A ustedes les debemos nuestra salud, nuestra integridad. Ustedes nos reinvindican de los menosprecios de los médicos! ¡Muerte a los médicos! ¡Vivan los Farmacéuticos! ¡Vivan los Farmacéuticos! ¡Vivan los Farmacéuticos!
Orlando Torrecuadrada. 16-01-06

Tantos analistas dicen que...<

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a name="c113743246452313113"> Blogger María José Schamun said...

Viva!!!
Viva!!!
Viva!!!

Felicitaciones!!!
Te dejo el mail: cobita326@hotmail.it

2:27 PM  
a name="c113754205633319176"> Blogger Myna said...

Muy bueno lo suyo, debo decir, Orlando, vamos a hacer un sindicato para apoyar su causa!!!!

8:54 PM  
a name="c113762261483766953"> Blogger Alabama Worley said...

Medicos de mierda.-

7:16 PM  
a name="c113762263838198006"> Blogger Alabama Worley said...

jajaja, perdón, ultimante odio al mundo.-

7:17 PM  
a name="c113778068339280736"> Blogger Celeste Sánchez Goldar said...

clapclapclap

3:11 PM  

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